sábado, 25 de julio de 2015

LA REELECCIÓN PRESIDENCIAL





Rafael Correa tiene 52 años de edad. Luce vigoroso y  fuerte exhibiendo un don de ubicuidad sobrenatural. Amén de su antiguo problema de la rodilla que parece haber sido superado, no se conoce de ninguna otra dolencia física, ni una gripe siquiera, durante los ya 8 y más años de enorme trajín. Ni la garganta se le inflama de tanto hablar. Se supone que si tiene un médico de cabecera, cubano o no, que todo gobernante lo tiene por el mismo protocolo de la seguridad. Pero es lógico suponer que conforme prolongue indefinidamente su mandato algún día se enfermará o estará impedido de ejercer a plenitud. Cabe, además, recordar que los dos presidentes que gobernaron Ecuador por más de 10 años, terminaron asesinados. Ocho años como periodo presidencial, bajo la fórmula actual norteamericana, me parece prudente y adecuado. Todo lo que sobrepase es exagerado y en mayor número de veces termina mal.

Hugo Chávez ejerció intensamente el poder durante de 14 años, y fue una gran irresponsabilidad de su parte presentarse a su última  reelección a sabiendas de que padecía de cáncer terminal. Su última reelección fue un acto deshonesto y constituyó un engaño electoral  fríamente organizado. Fue reelecto 7 de octubre de 2012 y murió,  a los 59 años de edad, apenas seis meses después.  John Kennedy murió a los 46 años y está por demás decir que si no hubiese pretendido ser reelecto, no se hubiese producido el atentado que le cegó la vida.

Eso en cuanto a la salud física propiamente dicha, pero  hay enfermedades que no son de fácil diagnostico por sus manifestaciones clínicas que se puedan demostrar con exámenes de laboratorio y con incluso índices objetivos de medición. Otras no, entre las cuales las enfermedades emocionales o fallos cerebrales que impiden un correcto ejercicio del PODER (así con mayúscula).  Nadie se atrevió a hacer un examen psiquiátrico a Abdala Bucaram Ortíz, auto calificado como “el loco que ama”.  Sin embargo fue destituido por “loco” y creo que tampoco se sabe si usaba estimulantes de algún tipo que hagan explicables ciertas manifestaciones extrañas o no convencionales que eran observadas durante su ejercicio de la dignidad y que dieron paso a esa destitución inusual que rompió la estabilidad política de la que veníamos gozando.

 Tampoco nadie se preocupó de hacer una examen de salud de Jamil Mahuad, cuyos períodos de depresión lo obligaban a encerrarse en un jacuzzi y hacer consultas astrales y esotéricas. Sufría de depresiones profundas durante las cuales se aísla a los Freddy Ehlers, el ministro de la felicidad. La impuntualidad de Jamil era extrema y había indicios ciertos de que algo no andaba bien con su salud emocional. Tuvo un incidente vascular que en cierta manera hacía obligatoria de una revisión médica pública para optar a la elección. Cuando eso sucedió Jamil tenía apenas 42 años de edad. Un año después estaba a cargo de la Presidencia y tuvo que afrontar temas tan complejos como la firma de paz con el Perú, y un desajuste financiero muy difícil de controlar.  Jamil no estaba apto  físicamente para ejercer las funciones de Presidente de la República en el momento que le tocó, y el país entero debió pagar las consecuencias. Pensar que Jamil o Abdalá hubiesen tenido abiertas las puertas para un reelección indefinida estremece.

Hybris es una término griego que se usa clínicamente ya que hace alusión al vértigo de poder que hace actuar desmesuradamente a quien desarrolla un exceso de confianza en  sí mismo de manera muy exagerada o prepotente, de tal manera que entra en acciones imprudentes. El ego se inflama y tiende a pensar que sólo él tiene la razón. Se ha estudiado bastante, en el tema de la invasión de Irak, si Bush y Blair se auto reforzaron en su convencimiento de la necesidad de la invasión, más por hybris  que por argumentos respecto a que si había o no armas de destrucción masiva. Esta ficción de que sí las había resultó no ser importante sino para obtener aprobación política, porque en ningún momento los dos líderes mundiales había trazado planes sobre que hacer el día después de Saddam Hussein. Las consecuencias mundiales de esta acción han sido brutales. Al ejercer el poder las personas tienden a desorientarse y a crear sus realidades alejados de la prudencia y de las consecuencias que podrían sucederse desarrollando esto que se llama la enfermedad del poder o hybris. Una razón muy válida y suficiente como para evitar que constitucionalmente se acepte la reelección indefinida, sea la de Correa o la de cualquier otro ciudadano.

El síndrome de hybris  toma fuerza y peligrosidad conforme se alarga el período de ejercicio del poder. Estoy seguro que este síndrome causa enormes estragos también en los empresarios que amasan dinero rápidamente, que se habitúan a actuar con excesiva confianza en el manejo de sus asuntos, lo cual afecta muchas veces a todo el país. Hubo y hay empresarios y banqueros con hybris que sin ser malas personas se atolondraron con su poder y desdibujan y empañan las bondades del sistema capitalista cuya mejor virtud es liberar las energías de la creatividad a cambio de una recompensa económica. Pero en esos casos existe, aunque sea en teoría, el Estado para refrenar los abusos contra el bien común. En caso de la Presidencia de la República el alargar indefinidamente su período no hace otra cosa que exponer más los riesgos respecto a la salud física y la mental (hybris) de quien se siente embelesado por esa embriaguez que causa el manejo del poder.

Debate de si la reelección indefinida debe o no permitirse no se va a dar. Hay quienes pensamos que Correa ya dio lo que podía dar,  y que, además, es peligrosa dada la naturaleza y las limitaciones humanas. En mi opinión Correa  sufre ya el síndrome de hybris y brota semanalmente  a flor de piel. Se gobierna con audacia y con mucha temeridad y con  muestras de un YO sin humildad. Y sin humildad ni mesura no hay forma de que ninguna aventura termine bien.


domingo, 18 de agosto de 2013

CARTA A RAFAEL CORREA



No me dirijo al Presidente de la República. Me dirijo al ecuatoriano común que tiene un encargo que cumplir por un mandato ciudadano en un momento  histórico determinado.

Me ha tocado la extraña suerte, sin ser cabildero, de haber estrechado la mano de muchos de los presidentes o jefes de Estado que se han sucedido en este país. A usted se la estreché cuando era un reciente candidato y acudió a una reunión de los jueves con los denominados “autonomistas” en el restaurante BonPain. Su locuacidad convenció a la mayoría de los presentes. En buena parte porque, además, el candidato opositor, Alvarito, es un tanto negado en el don de la palabra y rehuía a reuniones como éstas.

Usted se manifestó pro autonómico y se identificó con nuestras propuestas porque quedó en claro que no tenían dejo separatistas y se concentraban en lograr una efectiva equidad y proporcionalidad en la redistribución del presupuesto nacional, considerando la densidad regional y con fundamento en los índices de pobreza establecidos en base de los Censos Nacionales.  Este fenómeno se atribuía al fuerte sistema presidencialista que hemos heredado desde el tiempo de la colonia, multiplicado por el activismo burocrático en beneficio de su lugar de residencia.

Hoy, en su gobierno, los municipios han sido mutilados por la cantidad de ministerios que operan en cada área y porque, con su accionar directo, usted los aplasta por la inmensidad del presupuesto que maneja y por su especial esmero como capataz de cada programa. No hay mínimas autonomías seccionales  para entes que se conforman mediante elecciones, lo cual es una burla a la institucionalidad que las regiones merecen.

Sus costosos Gabinetes Itinerantes, más la habilidad política de su Secretaría de Comunicación, han diluido la sensación de inequidad regional y su Gobierno se ha dado el lujo de inaugurar edificaciones públicas muy mejoradas a lo largo y ancho del país. Parecen catedrales y templos construido para engrandecer al Estado, nueva religión vigente, de la cual usted se asemeja a Jesús o Mahoma, guardando las distancias. La buena vialidad es otro factor que ha dado especial brillo a sus ya seis años en el ejercicio de un Mandato que está rompiendo récords históricos en cuanto a concentración personal de poder y a estabilidad política. Todo esto apoyado en una moneda extranjera y en momentos comerciales muy favorable en el contexto internacional, sin quitar sus muchos aciertos en cuanto a decisiones que permitieron fluir dinero hacia adentro y crear un ambiente de crecimiento, no por productividad, sino por consecuente celeridad en la demanda al recibir más liquidez por parte del Estado. Fácil entra, fácil sale, es la regla en el manejo de los gastos públicos y privados. Es inevitable porque en la economía entra en juego la naturaleza humana.

Su padre debe ser de mi misma generación. Nací durante la invasión peruana. Viví y me educaron con eso  de “Tumbes, Marañón o la guerra”. He visto los cambios que el Ecuador ha experimentado. Lastimosamente su administración se ha caracterizado por despreciar a sus mayores y eso es un error y una ofensa para quienes pusimos nuestro grano de arena. Su Gobierno debería tener contacto y respeto con esa herencia y proyectarla a una modernidad para no caer en los que los hermanos Castro han dilatado como modelo, ahora agonizante. Oír es un arte y escuchar una sabiduría. Alejarse un tanto del grupo de sumisos colaboradores no deliberantes, que es la sensación que emana de su gabinete aterrado en no contradecirle. Así podrá ver mejor el bosque y eso, además, impide que las matas de cizaña devoren a los árboles o les impidan crecer con el esplendor debido. La ventaja de tener una prensa opositora es que ayuda a gobernar porque los colaboradores deben cuidarse de no cometer errores. Usted es honrado pero le aconsejo no poner la mano más allá de lo que suponga. Pero de ahí a silenciar a la prensa sistémicamente hay una profunda diferencia. Claro que hay prensa corrupta, pero no debe ser reemplazada con “no-prensa”. En resumen es en eso en lo que se convierte la prensa pública controlada al milímetros por aquéllos que, en lugar de controlar, deberían ser los controlados por la opinión pública. Debe haber mano dura con la triangulación de poderes que es donde suelen caer los empresarios de la comunicación y también los empresarios políticos.  Duro con ellos, pero los periodistas deben poder equivocarse si no existe mala fe o intereses personales, aunque sí deben y pueden tener sus propias preferencias políticas o doctrinarias afines o distintas a las suyas.

¿Que porqué le dirijo esta carta? Simplemente porque usted tiene dificultades para aceptar o considerar el punto de vista ajeno cuando esto le significa la pérdida de un ápice de su popularidad. Por esta vía electrónica usted no podrá verse afectado electoralmente,  pero tendrá la oportunidad de leer la opinión de un ciudadano que no pertenece a ese círculo de poder que orbita a su alrededor en forma de mini satélites o “pegasos”.  Ojalá Fernando Alvarado le haga leer estas palabras en un momento de serenidad, suya y de él, porque él también parece ya estar contaminado de ese veneno dulce que el poder inevitablemente inyecta. Era un hombre sencillo y ya no lo es. En comunicación no se puede ser dogmático. Debe saber que toda verdad tiene dos lados como la tienen las medallas o las monedas. El poder tiende a ser abusivo en el manejo de la palabra, sin que eso signifique que quien lo ejerce sea una mala persona, sino que en su caso, el temperamento le aísla muchas veces de la equidad de juicio. Y como cada sabatina tiene usted que predicar como evangelista, es una presa fácil de quien le documenta su agitada agenda. Usted es un buen Presidente, pero lo puede hacer mejor, mucho mejor. Mi obligación es recordárselo o al menos poder decirlo.

Es evidente que debe subir el precio del gas y de la gasolina. Pero es evidente desde hace mucho rato. Es un paso gigante anunciarlo pero realmente se debió ya iniciar un aumento gradual y muy paulatino para poder graduar el shock inflacionario y especulativo que, sea como sea, vendrá por el aumento de precios que generará en TODO el sistema económico, quiéralo o no. No es cuestión de pobres y de ricos. Es cuestión de que la economía funciona así. La opción contraria es la fórmula cubana; combatir el consumo incluso de productos vitales.

Dura decisión la suya la de traicionar principios verdes puros que le ayudaron en la recaudación de votos. Entiendo que se ha visto obligado a dar prioridad a la recaudación de papeles verdes. Lo del Yasuní duele en la conciencia de muchos ecuatorianos que quedamos fulgurados por la maravilla natural que sus publicistas e Ivonne Baki, desvelaron ante nosotros. Una pena, pero no comprendo su apuro y velocidad para imponer su criterio. Toda revolución es un proceso que triunfa si encuentra su propio equilibrio, y usted, explotando Yasuní, está ayudando a saltar etapas para beneficiar SU PRESIDENCIA. Finalmente, usted lo sabe, la decisión pesa sobre su propia y única conciencia cuando merecería quizás ser compartida por todos mediante una Consulta.

Lo que más agraviante me resulta, Rafael, es que usted tenga que poner a Guayaquil como centro de todos los males que afectan a la República. Guayaquil fue fundada hace casi cinco siglos como puerto y a esta condición le debe su fuerza motriz y su razón de ser. Retrasar deliberadamente los trabajos de dragados por otros tantos años más es torpe e inaudito, y responde a un diseño que conduce a quitar a esta ciudad su título de Puerto Principal para el 2038, justo cuando cumplirá 500 años de fundada.  Eso equivaldría a diseñar un Quito despojado de su honor  y beneficios de ser Capital de la República, o a Cuenca su título o orgullo de considerarse Atenas del Ecuador.

Atentamente

Henry Raad


Nota; le cedo este mismo espacio o blog  para cualquier réplica, pero si me menciona en la sabatina me debería dar el mismo espacio y entonces tendré la suerte de volver a estrechar su mano.

martes, 6 de agosto de 2013

El PUERTO DE GUAYAQUIL analizado 14 años atrás


Por considerar de interés general en estos momentos, me permito reproducir una entrega publicada en diario El Telégrafo, cuando este no era servil. Observen el retroceso que ha sufrido Guayaquil, no por falta de visión, sino por las fallas funcionales de una Junta Cívica que se auto extinguió cuando se dejó absorber por el Alcalde Jaime Nebot, siendo este personaje quien ahora reclama la decisiones de un mal guayaquileño como lo es Rafael Correa Delgado.

!Hoy ni siquiera Puerto Lucía pertenece a esta provincia!




PUERTO LUCIA

El Telégrafo "sin temor ni favor"

Henry Raad

12 de septiembre de 1999

La declaración de Puerto Lucía es simple, categórica. Se resume en una frase; sin autonomía no podremos cumplir los sueños, las aspiraciones y los deseos de los habitantes de esta región. Sin autonomía nosotros no entraremos siglo 21.  De Puerto Lucía se deriva un renovado mandato a la Junta Cívica de Guayaquil  para que actúe con mayor valentía  en el manejo público de un tema que hasta ahora ha sido manejado con cierto pudor y recatada prudencia. 

El encuentro Cívico por Guayaquil realizado en Puerto Lucía el fin de semana pasado  fue convocado para analizar las perspectivas de esta ciudad frente a su entorno. Debo confesar que acudí atemorizado por la tendencia al desencuentro existencial que suele caracterizar a los hijos de esta cálida y exuberante provincia. Tuve pánico ante la posibilidad de encontrarme atrapado y salir frustrado por haber participado o hecho parte de otra torre de Babel, esta vez construida por el propio temperamento de quienes bregamos en estos cálidos parajes.

El encuentro fue propiciado por la Junta Cívica de Guayaquil  y manejado por cuatro fundaciones que tenían el encargo de entregar su resultado mediante la aplicación de una metodología programada para evitar la dispersión de pensamientos. Cincuenta guayaquileños hablando sobre las complejidades de Guayaquil era algo realmente difícil de manejar, sobre todo si no estamos habituados a estos ejercicios multidisciplinarios que luchan contra el reloj, el cansancio, y la exuberante forma individual de ser de cada uno de los habitantes de esta región.

En una primera instancia las conclusiones fueron lógicas y fáciles de obtener. El elemento agua es un factor natural y preponderante que obliga a concluir que durante el siglo XXl y en tiempos de globalización comercial los esfuerzas de esta región deben salir al encuentro de la Cuenca del Pacífico, y en cuanto a productividad, debe agregar valor industrial a la actividad agrícola que  se deriva de la explotación de la Cuenca del Guayas. Se habló de desarrollo humano del habitante de la región y de la necesidad de mejorar cualitativa y técnicamente la actividad agrícola, buscando en la industrialización de esta actividad una vía indispensable para elevar el nivel de las remuneraciones en el campo, y así mitigar la migración hacia la gran ciudad.

El competidor natural de Guayaquil como puerto mirando hacia el Pacífico es Callao, gozando esta ciudad el privilegio de ser prácticamente parte de la capital del Perú. Si Guayaquil no logra desarrollar su puerto hasta convertirlo en uno de aguas profundas irá perdiendo importancia continental, más aun si a esto se suma la disminución de su tráfico aéreo planificada por la DAC. En definitiva Guayaquil debe orientar sus esfuerzos para mejorar su infraestructura como puerto aéreo y marítimo, y debe, además, esmerarse en presentarse ante el mundo como una ciudad potente y trabajadora. Dentro del tema de la imagen de Guayaquil ante el país y fuera de él, se habló de la mala labor informativa que ejercen los medios de comunicación que destacan la página roja como primer titular, lo cual incide y retroalimenta el problema de la inseguridad y la violencia. También se concluyó que el desarrollo del turismo interno e internacional debe enfocarse hacia las playas cambiando aquella caracterización tradicional que el Ecuador ha manejado respecto a recalcar al indio folclórico de la serranía, al páramo, y a lo colonial para manejar la identidad y el marketing de todo el Ecuador. Los paquetes turísticos organizados por Metropolitan Tours que explotan a las Galápagos, Quito y Machupichu, tienen un sabor a traición, sobretodo si olvidan crear y sostener un segmento turístico relacionado a la vacación en playas y sol, que atraen a quienes viven en climas fríos y carentes de esa libertad existencial que significa el encuentro de la arena suave con las olas del mar tropical.

La exposición que el Ing. Pedro Aguayo hizo sobre los logros, avances y perspectivas que ha alcanzado CEDEGUE en cuanto al desarrollo de la cuenca del Guayas, fue altamente satisfactoria. La exposición fue coronada, durante el refrigerio, con la degustación de patatas producidas en la península y que al saborearlas tienen para mí un enorme agregado simbólico emocional. En honor a ello me he prometido mandar este nuevo producto de las generosas tierras de la península, cuando entren en su fase de explotación comercial, a Italo Ordoñez en Cuenca y a Alfredo Pinoargote en Suiza,(era embajador en Ginebra) sendos opositores al proyecto del desarrollo de la cuenca, cuando por pasión política atrasaron su evolución que felizmente hoy es una realidad que empieza a germinar.

Lo importante de la reunión de Puerto Lucía, que en ningún momento pretendió semejarse a las presuntuosas y petulantes intenciones de Cusín, (lugar donde se reunió las elite serrana para planificar la centralización total)  fue que desde un primer instante y desde el análisis de cualquier punto de vista que se enfocaba las posibilidades de  desarrollo de la región, afloró constantemente la necesidad de encontrar la autonomía de la provincia. Existe la certeza de que el régimen centralista, sumado al natural sentimiento regionalista capitalino que lo administra,  desarrolla un sistema empresarial parasitario que indirectamente frena, impide y obstaculiza el desarrollo de otras regiones donde el concepto de riqueza se fundamenta en una actividad privada y verdaderamente productiva.

En Puerto Lucía prevaleció un sentimiento de unión, fraternidad y entendimiento que duró 18 horas en sesiones de trabajo realizadas en un marco arquitectónico maravilloso construido frente al mar. La atmósfera espiritualmente pura. Apenas se notó el débil y avergonzado empeño de alguien interesado en que el tema de la autonomía no trascendiera en el acta resolutiva. Se disiparon totalmente los temores que tenía yo para escribir una entrega que temí la semana pasada hubiese podido titularse  “Torre de Babel 2”. La declaración de Puerto Lucía es simple, categórica. Se resume en una frase; sin autonomía no podremos cumplir los sueños, las aspiraciones y los deseos de los habitantes de esta región. Sin autonomía nosotros no entraremos siglo 21.  De Puerto Lucía se deriva un renovado mandato a la Junta Cívica  de Guayaquil para que se envalentone más en el manejo de un tema que hasta ahora ha sido llevado con cierto pudor y recatada prudencia. 



lunes, 29 de julio de 2013

¿QUE PASÓ CON LAS AUTONOMÍAS?



TOMADO DE GKILL CITY 




El concepto de las llamadas autonomías surge en la Constitución de España de 1978. Fue César Coronel Jones, un prestigioso catedrático de la U. Católica de Guayaquil quien comienza a difundirlo en su cátedra. Es un término intermedio entre el federalismo y el estatismo atosigante implementado por el Generalísimo Franco allá en el Madrid absolutista. Quienes comprendimos la idea comenzamos a usar esa mágica atracción que el término autonomías ejerce en Guayaquil en reemplazo de esos verbos indefinidos como lo son  “descentralizar y desconcentrar” que resultan vacuos y puramente burocráticos. Se evitaba así evocar la palabra separatista que está implícita en aquella frase impresa en el escudo de la ciudad que dice “Guayaquil Independiente”. Ya era tarde para eso que se le fue de las manos a J.J. Olmedo porque, siendo poeta, no supo manejar las armas.

Fue el matemático Juan José Illingworth –cuando estuvo a cargo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEN) durante el gobierno de Sixto Durán-Ballén– quien destapa y publica cifras estadísticas respecto a la realidad del país en el Censo de 1.990. Ahí quedó gráficamente demostrado la inequidad regional. Esos  indicadores eran: agua potable y aguas servidas, energía eléctrica, teléfono, escolaridad, camas hospitalarias. Se elaboran mapas de pobreza que destapan la cloaca y logran que la palabra “autonomías” prenda con fuerza incontenible por la indignación en Guayas.

La Consulta Popular celebrada en el Guayas del 23 de enero del 2.000 donde se logra un 94% de la votación a favor de las autonomías. También, avanzando en zancadas, debo mencionar la Marcha de las Autonomías celebradas el 23 de enero 2008 que coincidió, ocho años más tarde, con la fecha del  pronunciamiento del Guayas en la citada Consulta.
Jaime Nebot mide fuerzas con el nuevo Gobierno, y convoca a una impresionante marcha, cuyo objetivo era  dar apoyo a otra marcha que simultáneamente se dirigía a Montecristi, a presentar una tesis autonómica para que sea discutida durante la elaboración de la nueva Constitución de la República. Esa marcha fue frenada y disuelta por la policía en el sitio llamado La Cadena, que está ubicado en donde la provincia de Manabí alinderaba con la todavía provincia completa del Guayas. Fue una jornada ferviente que ya no ha vuelto a repetirse. Fue el clímax. La Constitución de Montecristi salió capada en esta materia de equidades geográficas. El centralismo salió fortificado.

El problema de las marchas pro autonomías no es organizarlas, sino lo que debe seguir después. Jaime Nebot no pensaba en ello pues galopaba en su caballo de batalla con aquello de la autonomía al andar.  Nada de teorías sino de practicidad para asumir la carne sin hueso que ofrecía la oportunidad  y así logra la construcción del nuevo aeropuerto de Guayaquil, el Terminal Terrestre el Registro Civil y sus slogan de “más seguridad”, “más salud”, “más ciudad”, lo cual le dio muchos réditos por la visibilidad que otorga el cemento, la arquitectura y el adecentamiento urbano. Era una modalidad aplicada a la capacidad de Nebot de mantener sus espacios en la pragmática y compleja realidad política del Ecuador. Una modalidad que despertaba la furia del régimen. La Junta Cívica del Guayas se mimetiza detrás de las faldas del líder socialcristiano y la ciudad queda a merced de lo que Jaime Nebot logre hacer. Todo lo conceptual se derrumbó y se escabulló detrás del super alcalde, sin considerar los peligros y avatares que la política entraña. Y pasó lo que pasó. Rafael Correa se afianzó a nivel nacional, y comenzó ejecutar obras de cemento en la ciudad, por encima y sin sincronizar de la autoridad municipal, ni aún en lo más primario, como lo es el uso de suelos. Adecua sedes gubernamentales a donde le viene en gana a espaldas de los permisos municipales o construye avenidas para acceso a las zonas invadidas.

El Presidente Correa, ya afianzado en el poder comienza a enfilar verbalmente en sus sabatinas contra la Junta Cívica de Guayaquil y crea la Junta Cívica Popular, presidida por el gobernador de la provincia, Roberto Cuero, un dirigente barrial que tenía a su orden a una masa de ciudadanos que tenía  la potencialidad amenazante de organizar disuasiones callejeras no controlada por la policía que el mismo Gobernador manejaba.  Ya no solo se fustigaba a los llamados pelucones ubicados en Samborondón, sino que se arremetía contra cualquier disidencia . El  29 de diciembre del 2009 caen presos Giancarlo Zunino y Félix Pilco –presidente y expresidente de la Nueva Junta Cívica de Guayaquil– por portar carteles  que eran transportados para una manifestación que nunca se llegó a dar. Los carteles declaraban a Correa persona no grata en Guayaquil.  El perfil de poca tolerancia y abusos de poder bajo una publicidad nunca antes vista en la república, amedrentan  y no solo que aplaca el discurso del Guayas sino que lo ponen fuera de la agenda. La autonomía es él y con dedicación, talento y empeño, controla todos los rincones de las antes distintas funciones del Estado. Despliega una muy amplia obra pública por encima del alcance  municipal; se convierte en el Gran Alcalde viajero y con 37 ministerio se entromete en todas las esferas posibles. Si el aeropuerto de Tababela no estaba bajo la esfera de alguien supeditado y tan vinculado a su partido como lo es el alcalde de Quito, Augusto Barrera, hubiese hecho lo que era necesario hacer en ese momento: rediseñarlo todo.

Mientras tanto en la Senplades se teje y se maneja el diseño de un férreo control burocrático, con la espera de que un gobierno de tecnócratas, maneje centralizadamente todas las intimidades del poder. Ellos calculan que eso sucederá en cualquier momento cuando las vacas flacas lleguen.  Los burócratas son como la cucarachas que sobreviven a todo.  Por ahí ronda el proyecto COOTAD que pretende un rediseño total de la geopolítica del Ecuador, dejando a las provincias solo para efectos  folklóricos y creando jurisdicciones de escritorio ajenas al sentido de pertenencia regional. 
Durante estos seis años ya transcurridos del gobierno de Rafael Correa, la Capital asumió mucha más centralidad derivada alimentada por el petróleo y por el crecimiento de una aparato público muy mejorado salarialmente y expandido hasta el último rincón del quehacer nacional. La Capital pasó de largo a ser el centro económico del Ecuador y ya siente como la juventud preparada en Guayaquil y en otras ciudades del país emigran a la Capital en busca de insertarse en el todo estatal. Para el 2020 la Capital superará en población a Guayaquil y, si la actual proyección política económica se mantiene, el sector público global superará con largueza a la economía privada, y en eso a sabiendas que gran parte de ella será dependiente del Estado y contratada por este gigante que se alimenta bajo eso que ellos denominan “cambio de matriz productiva” que es una de las principales herramientas de la famosa Revolución del siglo 21 y que consiste en la transferencia de la economía privada al sector público.
Otro hecho a destacar es cómo entidades que nada tienen que ver con la geopolítica y las vivencias históricas del Ecuador, como el Consejo Nacional Electoral, subdivide las ciudades y las provincias a su antojo, sin que medie otro factor aglutinante que el derivado del cálculo  electoral  derivado de método de asignación de los asambleístas y concejales. Las parroquias como concepto pierden su razón de ser.
Así logran centrifugar al Ecuador por encima de cualquier deseo autonómico que quiera brotar. La ley de reestructuración territorial  contemplada en la COOTAD fue de las primeras que tenía preparada la Senplades, y está rellenada de términos engañosos y pomposos como  denominar “Entidades Autónomas Descentralizadas”  a los Municipios y Consejos Provinciales. Realmente no son autónomos y se usa el término solo para camuflar una rígida reglamentación llena de detallas que contiene esa ley  y que subordina a las autoridades locales a placer de lo planificado por la Senplades, órgano centralizador con mas presupuesto que muchas provincias del Ecuador. 
Pero las autonomías responden a un sentimiento de autoestima personal y regional. Estarán ahí, latentes por encima de cualquier fórmula que tarde o temprano decantarán por gravedad. A mi criterio las autonomías no han muerto. Duermen esperando que la burbuja política y económica estallen, y entonces resurgirán con inusitada violencia. El Generalísimo Franco intentó aplastar  a Cataluña. Hoy los catalanes están a pocos centímetro de llegar, debido a la crisis, más lejos de lo que ellos mismos imaginaron. Guayaquil siguió adelante luego de la Revolución Juliana, de los Gobiernos Militares, y de los tantos incendios y contrariedades históricas que la forjaron.  No se si viva para contarlo, pero si vivo para describir lo que inevitablemente sucederá.