miércoles, 8 de mayo de 2013

EL ENTRAMADO DE YAMBO


Publicado por Henry Raad en domingo, octubre 23, 2011


Difícil desafío entrar a analizar un capítulo triste de nuestra historia nacional que todavía no se cierra luego de 23 años de vigencia mediática. Juzgo desde la óptica de quien siguió los eventos ya con visión adulta, y no cómo la juzgan los jóvenes de ahora que parten de premisas manoseadas. También opino que siempre es mejor enterrar a los muertos física y psicológicamente para que su sombra no perturbe el devenir de quienes quedan en vida. No se puede ni debe vivir en duelo o luto eternamente. Pueden y deben sobrevivir siempre las lecciones de vida que una experiencia nos deje, pero para que esto suceda se necesita tener la verdad completa, fría y sin cálculo. Y en este caso no la tenemos todavía debido posiblemente a que la contaminaron con la política y el dinero.
Creo que la familia Restrepo en su dolor irreparable ha seguido con el caso pese a la sentencia que condenó a varios culpables, y al cobro de un importante cantidad de dinero por indemnizaciones por parte del Estado. Un millón de dólares si mal no recuerdo. De esa manera el escenario quedó fijado en Yambo donde supuestamente fueron extraviados los cuerpos de dos mártires de nuestras falencias policiales. Allí en esa laguna negra y tenebrosa se realizaron búsquedas infructuosas y ahora incluso el Presidente Correa nos acaba de decir que la vaciará hasta encontrar los restos mortales. Conociéndolo debo suponer que hablaba en serio. Sin duda la política y la politiquería enturbian todo.
Inesperadamente la semana pasada el escenario se trasladó a una fosa común en el cementerio El Batán. Ojalá que luego no se impugne a quienes analizarán el ADN de tantas osamentas y se siga así el caso indefinidamente como una eterna herida abierta y gangrenada.
A mi entender los hechos fueron tan simples como comunes en tantos lugares del mundo. Si el cuerpo colegial está conformado por personas reclutadas al azar y sin referentes académicos ni éticos, es casi imposible que no se cometan atropellos, torpezas y crímenes. El mal endémico de nuestra policía está en su calidad de vida, sus sueldos, su preparación en cuando al concepto de los derechos humanos y prácticas de investigación. El esquema está desbalanceado. Mueren más agentes del orden al año que asesinos y la memoria de estos cae en el olvido ciudadano. Ser policía es una profesión ingrata. En compensación de esas falencias ellos se auto protegen con un sentimiento de grupo y lealtades jerárquicamente establecidas y no se atreven a delatar a uno de los suyos porque saben que sin ese espíritu de cuerpo corre peligro su profesión y oficio e incluso su integridad misma. Sin duda que en el caso Restrepo, como en decenas de otros casos anónimos u olvidados, hubo una cadena de ocultamientos que impidieron llegar a que lo obvio sea lo oculto, y nos hayamos sumergido en la laguna con el afán de sepultar el caso. Esta pudo ser la coartada fabricada por Hugo España, quien ahora vive en Inglaterra luego de una corta pasantía en la cárcel. Yambo era un perfecto agujero negro. Se pagó la compensación a la familia quien al aceptarlo validaba la teoría al menos ante la opinión pública.
El documental “Mi corazón en Yambo” tiene la virtud de que está nacido de un alma pura como luce ser la de su autora quien vivió desde la infancia envuelta en la tragedia. No he visto el film, ni mucho me apetece verlo porque cuando voy al cine busco distraerme, y el caso Restrepo me perturba. Tengo hijos, tengo hermanos y familiares que corren peligro diario si no a manos de la policía directamente, si de la delincuencia. No hay mucha diferencia entre morir en manos de unos o de otros. La inseguridad es un tema que ha afectado nuestra forma de vida y nos ha llenado de temores. Pero el documental coincide con una etapa muy delicada para la institución policial luego de los acontecimientos del 30 de septiembre, la misma que ahora, resucitado el caso, involucra a un jefe de su Estado Mayor. Me estremezco ante la sola posibilidad de que las cosas no sean simple coincidencia sino parte de un entramado para impulsar los cambios drásticos que el Gobierno desea dentro del esquema de las fuerzas del orden y su deseo de crear una agencia de seguridad civil encargada de investigar, y que esta agencia dependa de la misma Presidencia o una modalidad de servicio secreto. No sé si acaso el documental solo reavivó la fogata, o si es parte de una nueva trama de raíces profundamente políticas. ¡Dios no lo quiera!
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