Publicado
por Henry Raad en domingo, diciembre 18, 2011
Para los que
vivimos de cerca los acontecimientos históricos de la época que hicieron que
Guayaquil se levante de sus cenizas edilicias, y por cierto para los
guayaquileños que salimos beneficiados con ello, es casi obligatorio
manifestarnos respecto a que se levante o no un monumento recordatorio en la
memoria de quien fue su artífice, y en el lugar donde su Municipio lo
determine. Es un tema de la ciudad exclusivamente porque detrás de ello está la
construcción histórica y la identidad de esta urbe que siempre se ha
manifestado rebelde y alzada frente a afanes nacionalistas y centralistas que
han tratado sistemáticamente de impedirlo desde que somos república.
La historia
no es solamente lo que se escribe en los libros, sino también está conformada
con las manifestaciones que se plasman en monumentos públicos y hacen parte del
paisajismo urbano. Quienes escribieron la historia de Febres Cordero y lo
pintaron como un lobo feroz que iba con un cuchillo persiguiendo niños para
asesinarlos lo han hecho en uso de su libre albedrío. Para muchos jóvenes de
ahora ese es el recuerdo que tienen de este personaje y no tienen idea de otra
perspectiva. Nunca van a recordar como era el Malecón antes que fuese
regenerado, ni sabrán nada sobre las circunstancias de aquella época, ni cuando
durante su presidencia el petróleo se llegó a vender a 4 dólares el barril y un
terremoto interrumpió la exportación del oro negro durante seis meses. No sabrán
tampoco del terror sembrado por los movimientos subversivos armados dentro de
una América latina donde los guerrilleros eran entrenados por Gaddafi. Pero
ahora ese no es el punto.
El lugar
escogido para levantar el monumento a LFC a mí no me gusta. Es cuestión de
estética y en eso no voy a discutir con empleados públicos que reciben paga
para aceptar órdenes. Considero que hay mejores opciones, y eso es lo que
debería haberse hecho en el Concejo abriendo un concurso para analizar las
alternativas desde el punto de vista de las perspectivas visuales. La erección
de este monumento debió ser todo un proceso abierto artística y
urbanísticamente.
Si yo
hubiese podido opinar al respecto, sea como ex concejal, como leoncista, como
ciudadano, como guayaquileño adoptado, mi ponencia transfería el monumento en
la zona norte de la ciudad, de ese sector que fue tan beneficiado por el ex
alcalde cuando le abrió amplias vías que la integraron a la ciudad y
permitieron su explosivo desarrollo. El Malecón 2.000 ya está por siempre
identificado con el nombre del ex alcalde y tampoco fue su obra más importante
aunque si la mas vistosa.
Guayaquil
adolece de falta de nuevos parques y puntos referentes. En el sector norte se
ha utilizado el suelo en desarrollos de cemento y no existen nuevos pulmones
que ayuden a respirar a los amantes de lo verde y de un urbanismo menos
salvaje. No es idea nueva la mía, porque la llegué a discutir con el propio
León respecto a expropiar esos inmensos lotes donde ahora está construido el City
Mall y donde se construirá otro desarrollo para oficinas, viviendas, etc. Mi
propuesta partía de la necesidad de dividir a la ciudad en tres distritos,
Norte, Sur, y Centro con sedes administrativas propias para beneficio de los
ciudadanos y vecinos. La sede Norte estaría ubicado en esos lotes con un
edificio de vanguardia, pequeño y funcional rodeado de mucho, mucho verde. León
me dijo; no tenemos dinero para meternos en más expropiaciones y proyectos.
Para él habían muchas necesidades prioritarias desde su punto de vista de
ingeniero y político. Ha pasado el tiempo. Esos terrenos ya están tomados por
la avaricia urbana, aunque no desisto de mi idea de crear los distritos
administrativos municipales diseñados bajo conceptos modernistas apuntando al
siglo 21. Ese conjunto urbanístico funcional y vistoso que atendería
administrativamente al sector norte de esta enorme ciudad, debería tener el
nombre de LFC y allí erguirse su monumento en medio de árboles y jardines.
¿Sueños de perro? Posiblemente.
Total ahora
nos encontramos ante una situación inesperada porque unos funcionarios, a
nombre de ese intangible que se llama Patrimonio Cultural, quieren someter a la
ciudad dentro de sus conceptos y reglas centralistas. ¿Para qué elegimos
alcaldes y concejales, si otros funcionarios elegidos a dedo tiene facultades
por encima de lo que tiene por su naturaleza el organismo municipal? Al diablo
con su opinión. Me sulfuro contra el centralismo y al intelectual antes que a
ningún otro. ¡Pendejos!. ¿Cómo sustentan su tesis de que ahí va o no tal o cual
otro mobiliario urbano, o si se atenta o no a un intangible? Si fuese cuestión
de regla de tres y sujeto a comprobaciones matemáticas, no habría posibilidad
de dudar de los sesgos políticos y de otras variantes. ¿Será que las casitas de
los cerros no pueden ya ser pintadas de esos colores que tapan la pobreza?
¿Será acaso el verde el color que debe prevalecer en el cerro Santa Ana?
Por otra
parte, por lo que se ha visto de fotos el busto de LFC, es la un hombre
moribundo, deformado, sin esa gallardía pintoresca que tuvo con su eterno
cigarrillo en mano, o montado en un caballo o gritando “yo no me ahuevo,
carajo”. Y resultaría paradójico o curioso que así como al otro lado del
Malecón 2.000 está el monumento a J.J Olmedo, que es en realidad una estatua de
Lord Byron comprada en Inglaterra, al otro extremo estaría la de un León Febres
Cordero no real, sino desfigurado en España por manos extranjeras. ¡Carajo, es
que no había artistas guayaquileños que hayan vivido la historia!
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Aparicio dijo...
Estoy particularmente de acuerdo con
esta frase: "No sabrán tampoco del terror sembrado por los movimientos
subversivos armados dentro de una América latina donde los subversivos eran entrenados
por Gaddafi".
No justifico uno solo de los abusos del Sic10 o de la pandilla de ladrones que
rodeaba a LFC. Pero quienes se rasgan las vestiduras por los abusos de la
policía no señalan a los delincuentes de AVC como los causantes primeros de todos
esos abusos. Esos es incoherente.
Adolfo dijo...
León nos sacó de la inmundicia en la que
nos dejaron los Bucaram. Secundo el comentario de Aparicio: defensores de los
DDHH atacan a LFC y olvidan al AVC. Y por último, es verdad: a la estatua de
León le hace falta un tabaco.
febres cordero como la mala hierba vivio
demasiado, haciendo de la policia sus guardias privados, y manteniendo al
ecuador bajo el dominio de su mafia, todo bajo la supervision de los estados
unidos, Ese Leon que mando a matar Jaime Hurtado.
NO deberiat tener ni siquiera un espacio para su cromo en el album del
chavo¡¡¡¡
Cómo si en Guayaquil y el país no
hubiese nada mejor de que hablar que de una estatua pendeja. Cuál frase va a
estar en el pie de la estatua, la que originó el ocaso del PSC: "sólo las
putas van a botar por Bucaram" o "que más firmo?"
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