martes, 14 de mayo de 2013

LOS ÓRGANOS SON DE TODOS



Los Órganos ya son de todos


Publicado por Henry Raad en domingo, enero 09, 2011




Al parecer la actual Asamblea sigue refundando y refundiendo a la nueva república. Legislación en todos los frentes, un todo borra y va de nuevo, una fertilidad asombrosa. Posiblemente todo esto se deba a Google y al poder de las computadoras que tiene la facultad casi omnímoda de lograr un <copy – paste> en fracciones de segundos. Y ahí se lanzan a legislar en tropelía, sin haber prioridad, socializado como ellos dicen a sus abracadabras verbales, o meditado bien los temas.
Antiguamente, y hablo cuando yo era estudiante de derecho, y buen estudiante por cierto, se estudiaban los fundamentos que eran universales histórica y geográficamente, o al menos que tenían alguna longevidad respetable como para que nadie los cuestione. Y en la materia de Introducción al Derecho se analizaba si son las costumbres las que se convierten en leyes, o si son las leyes las que forman las costumbres. Resulta más fácil lo primero porque es de simple implementación y casi de inmediato. Pero conforme la noción del Estado se amplía con el nacimiento de las desigualdades sociales, se hace necesario que a través de las leyes se impongan las costumbres. Y estos casos hay un riesgo: el de dictar leyes que se convierten en letra muerta, como por ejemplo la ley de tránsito por citar un dramático ejemplo.

El legislador debe abandonar el Google por un momento, y aterrizar en su realidad, para facilitar que sus leyes se conviertan en costumbres. Algo así ha sucedido con el tema fiscal, donde se ha progresado lentamente y se avanza con firmeza. Ha tomado 14 años llegar a crear una relativa cultura tributaria. Y así de pronto, un día cualquiera, la ley del trasplante de órganos quiere imponerse a patadas. Hay un principio básico que ellos han saltado, pues esta ley se fundamente en algo así como “que usted es un donante, salvo que pruebe lo contrario”. ¡Vaya irrespeto! Debería ser de otra manera para ganarse el derecho de convertirse en costumbre. Se debe partir de que nadie es donante hasta que manifieste por escrito su voluntad al respecto. Y ese registro se lo debe hacer no en el Registro Civil, como el Organismo Nacional de Trasplantes y Tejidos (Ontot) sino en un Registro de Donantes, donde uno voluntariamente debe acercarse para expresar por escrito y con su firma su voluntad de ser donante.
Para lograr adeptos y despertar este acto de generosidad del ciudadano donante se debe concientizar al público, tal como hace la Cruz Roja para obtener sangre. Que en lugar de tanta publicidad política, se le encargue a nuestro Vicepresidente para que se ocupe de este tema. Finalmente es un personaje que tiene el perfil de credibilidad necesaria para manejar una campaña de largo aliento, serena y profunda para concientizar al respecto. 



Me aterra pensar que nuestro Estado, tan centralizado, omnímodo y politizado, pueda manejar este tema de la donación masiva e intempestiva de órganos técnicamente. Seguramente esta obligatoriedad de donar expeditivamente un órgano, ofrecerá muchas tentaciones a las debilidades humanas. Me aterra que en el Registro Civil no se duplique o falsifiquen las cédulas, pues si en fútbol se lo hace porque existe dinero de por medio, aquello de los órganos ofrece una perspectiva enorme para que se formen carteles para el tráfico de órganos y que incluso se llegue al sicariato para conseguir un órgano, que antes del balazo, estaba nuevecito. Al delito posiblemente la policía lo llame “riñón expres” y complica las estadísticas comparativas que llevan.
Suena bonito afirmar que los órganos ya son de todos. Pero yo por mi parte no quisiera ni el hígado del Presi, ni su rodilla metálica. Tampoco quisiera su lengua. Por mi parte no tengo nada que ofrecer, sino estas meditaciones medio en serio y medio en broma, para que sean difundidas por los órganos correspondientes, mientras estos, por cierto, no sean censurados para evitar que se contraríe la voluntad soberana de estos revolucionarios Google 




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1 comentarios: 

Jean M dijo... 


Hola: me parece, como es habitual, excelente la visión teleológica de Henry en el tema. 
Yo, a diferencia, si comparto la idea de ser donante hasta no demostrar lo contrario, pero no estoy de acuerdo implementarlo en un país que no logró previamente una cultura de transplantes y un verdadero bien vivir. Los riesgos en Ecuador ya se han manifestado en otros países, la "tontera" del Registro Civil es obvia (otro cambio nuevo de CI). Por último, la pena no es la legislación en sí, es la indiferencia de la comunidad médica y el gran negocio de "no hacer transplantes", al menos en materia renal en la que el país gasta al año tanto cuanto que podría realizar 1000 transplantes renales anualmente. 

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