EMELEC
Para El
Observador
Henry Raad 20
noviembre 2009
No voy a escribir sobre el Ermelec
Sporting Club, ni sobre fútbol. No vale la pena. De eso que hable el Presidente
Correa en sus extensos monólogos sabatinos, ya que es su actual sponsor a
través de sus omnipotentes influencias que hace en uso y abuso de su cargo. Que
de eso nos hable él dados los malos resultados y no mienta como cuando hace dos
sábados, nos dijo que en su domicilio no se cortaba la luz, sino que eso era
otra mentira de la prensa. No se cortaba hasta que la prensa lo denunció, y a
partir de eso se le corta. Miren lo útil que es la prensa sin mordaza.
Quiero hablar de la Empresa
Eléctrica del Ecuador, que prestó a la ciudad de Guayaquil el más eficiente
servicio de producción y distribución de la energía en la ciudad, donde se
instaló, a comienzos del siglo pasado y en base de una concesión municipal
logró que este puerto permaneciera como el mejor servido del pais durante
cincuenta años. Fue un lujo de empresa que funcionó a las mil maravillas y fue
orgullo y símbolo guayaquileño. Recuerdo haber vivido en Quito en esas épocas
cuando los cortes de luz allá era cuetión rutinaria. Emelec era un modelo y un
ejemplo, hasta que la dictadura militar de los años setenta se enredó malamente
en la renovación de su contrato, que le usurpó a la Municipalidad, y aceptó una
clausula de garantizar las utilidades por un 9.5% sobre sus activos. Posteriormente
las acciones de Emelec fueron a parar en manos a un señor de apellido Scopetta,
desde donde disparó su puntería y sus influencias, para proteger tan fáciles
beneficios
Emelec siguió sirviendo bajo este
corrupto convenio dictatorial que por su estructura estaba destinado al
fracaso. Eso no era libre mercado. El Colegio de Ingenieros de Pichincha hizo
supremos esfuerzos para integrar a Emelec dentro de INECEL, y así manejar todo
desde la Capital. En Guayaquil luchábamos para que esto no suceda, porque significaría
el final de una era de autonomía energética. Habia que enderezar el convenio,
pero por la debilidad de Sixto Durán y su falta de visión sobre lo que se llamó
“modernización del estado”, no alcanzó a desatar este embrollo jurídico por
influencias infiltradas en la intimidad de su gobierno. Por ese tiempo se
produjo el racionamiento recordado por aquella torpeza de adelantar la hora en
un país ecuatorial. Durante aquel recionamiento Guayaquil salió mejor parada
que el resto del pais por estar mejor dotada de las turbinas de Emelec. Con la
crisis bancaria se dio la oportunidad para estatizar Emelec bajo una
administración temporal desastrosa. Ahora depende de un torpe y oscuro Ministerio.
Durante estos últimos tres años de Correa, no se hizo ningún esfuerzo
inversiones para adecuar y mantener la energía termo eléctrica que protegía a
Guayaquil, la ciudad de mas alto consumo eléctrico, en caso de fallas del
sistema hídrico. Es esta la razón por la cual, llegada la anunciada sequia, la
apuesta de la buena suerte de este gobierno se agotó tal como se agotó las
reservas eléctricas de la ciudad mas poblada del Ecuador, y fue puesta en
cuarentana con hasta nueve horas de abstinencia, el triple que en el resto del
país. Finalmente el Gobierno por temor a las encuenstas, ha doblado su rodillas
frente a Colombia, y también ha comprado expeditivamente seis generadores
General Electricay las trae por avión, no de Cuba sino de los Estados Unidos de
América, tal como en su tiempo hubiese actuado la malograda Emelec. Correa
aplica ahora pragmáticamente y con criterio empresarial, para salvar sus
errores doctrinales ¡me alegro por ello!
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