jueves, 9 de mayo de 2013

PRENSA PÚBLICA

La Prensa Pública


23 mayo 2011

No voy a negar que el poder informativo en manos privadas suele cometer abusos, entrometerse en la defensa de intereses empresariales, deleitarse con imponer su poder omnímodo, juguetear con el poder político, callar o sobredimensionar noticias a su gusto y antojo. De hecho he sido víctima de esos juegos abusivos. Hace 20 años colocaron una placa e mármol labrada con mi nombre en el urinario que tenía diario El Universo en la vereda pegada a su edificio para que los canillitas practiques puntería. 

Omitieron por décadas mencionar mi nombre por cualquier motivo incluso cuando fui concejal de Guayaquil, y posiblemente en aquellos tiempos no habrían aceptado siquiera publicar mi parte mortuorio o hacerlo a tarifa redoblada como cuando publican o no remitidos políticos. Ecuavisa me tiene en su lista negra y ya eso también se prolonga cuatro quinquenios y posiblemente hasta que muera el dueño si no deja cláusulas testamentarias perpetuando su deseo. También fui ofendido durante 14 minutos durante los cuales que se mantuvo mi foto congelada en el noticiero de Telecentro, mientras en el audio se me acusaba de esto y de lo otro. Y eso sucedió en los tiempos de los señores Isaías que se decían mis amigos. Pero en todos estos casos y en muchos otros tuve la alternativa de usar la libertad de expresión desde mi propia columna de opinión. 

De todas estas aventuras literarias y de otras quedó testimonio en el libro “Al Desnudo” donde salgo en la portada tal cual vine al mundo. Confiaba y aún confío más en los libros que en los medios de comunicación cuyas hojas se desvanecen día a día. Actualmente festejo feliz este explosionar de los medios electrónicos y del Internet donde ese libro Al Desnudo y todo cuanto escribo, o escribáis vosotros, ha quedado y quedará flotando por las nubes informáticas al alcance de quienquiera. 

Pero esto de la prensa pública tiene otra connotación. Alguien debe explicarme en que consiste su definición y cual es su alcance. Un intelectual muy destacado amigo además de Twitter y de los almuerzos que suelo provocar los miércoles, lo explicaba y decía que habiéndose realizado mediciones durante una década, apenas unas 1.200 personas habían tenido acceso en la pantalla de noticias de las televisoras ecuatorianas. No se cual debió haber sido la cifra para llegar a ser aceptable la apertura de los medios, pero lo cierto es que si la meta de la prensa pública es abrir la participación ciudadana, no lo está logrado ni parece lo desea. Han cambiado las caras de los personajes que desfilan por una más jóvenes pero no la filosofía de lo que se quería remediar. Por lo contrario el objetivo de la prensa pública parece ser cerrar los espacios a favor de “su” revolución ciudadana y evitar cuestionamientos. 

A Fernando Alvarado se le atribuye poderes mágicos en cuanto al tema de la información. Se lo compara con Paul Joseph Goebbels, (guardando las distancias). Lo cierto es que nadie antes había ejercido su cargo con tantos medios de comunicación a su mano, con tantas cadenas nacionales, tanto presupuesto y horas de publicidad a favor del gobierno que se halla en una continua y perpetua campaña electoral. Él es el único referente para hablar sobre estos temas aprovechando que de vez en cuando aparece por Twitter. 

Y esta semana le he pedido a mi pana twittero, Fernando Alvarado, a quien en persona no conozco, que me aclare varios asuntos. Si es verdad o no que el edificio de El Telégrafo ha sido vendido con lo cual ya no le queda nada ni del carapacho siquiera de lo que fue el Decano de la Prensa Ecuatoriana. Al menos tenemos derecho de saberlo y a tener acceso a esa noticia ya que de dar noticias el oficio se trata. Anteriormente le pregunté por la misma vía las razones por las que vetaron a una brillante columnista de ese diario, María Rosa Pólit, luego de publicar un elegante entrega que se tituló “El poder del dedo”. Y eso a sabiendas que ella es una correísta a tiempo completo por convicción abierta y declarada. Tampoco hubo respuesta. No sé para que Fernando Alvarado se considera twittero, si para vigilarnos o para tener acercamientos, pero si abre una hendija habrá que utilizarla. ¡Que no se moleste! 

Otro asunto desbordó mi molestia. Este viernes pasado recibí una sorpresiva invitación telefónica para asistir a una entrevista en Gamavisión. Se trataba de testimoniar respecto a lo que sucedió hace 20 años con aquel episodio del urinario, del terminal terrestre y otros asuntos espinosos sobre los que escribí en aquel entonces. Respondí y me negué de inmediato haciéndoles notar que Carlos Pérez Perasso había fallecido hace ya algunos años, y que si me querían utilizar estaban equivocados. Esa invitación oportunista además de rastrera me daba nausea. Dejé constancia en el Twitter de esta situación sucia y perversa enviándole un mensaje abierto a Fernando Alvarado. Me contesta en mensaje cerrado, es decir no a la vista de todos, que he convertido este asunto en un “Apocalipsis” y que tengo fijación con su persona. Y es que es una Apocalipsis convertir a la prensa pública en un instrumento arpio para justificar su existencia. Y tampoco es que tenga fijaciones con su persona sino que el twitter lo pone al alcance para hacerle estas preguntas al dueño del circo y no a los que levanta la carpa. Me manda a investigar donde el señor Jaime Guerrero como si fuese él quien dispone la venta de un activo del diario y autoriza su precio, que es por donde rueda la pelota. 

Prefiero mil veces una prensa corrupta privada, a una prensa pública vengativa y también corrupta en la medida que oculte información sobre desmanes que cometan funcionarios protegidos o que no sean trasparentes. La prensa privada en mejor o peor medida sirve de contrapeso y deja espacios para que funcione la libertad de expresión y de esa manera podamos defendernos o exponer nuestros puntos de vista. 

Diario El Universo está haciendo su lucha, lucha que hace mucho tiempo ya no las hacía. Me adhiero a ella en la medida que pueda mantenerse profesionalmente usando los recursos que tiene como empresa privada. Esa lucha le ennoblece. Lo peor que pudiese pasar es que no luche o que se rinda, porque eso significaría que ha perdido la razón de ser que tiene la prensa . 

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