
Esta revolución educativa que se inicia al quinto año
de gobierno de Rafael Correa, tiene, a juicio de un jubilado cargado de
experiencias como yo me considero a mí mismo, una gran dosis de elementos
espectaculares que me hacen plantear una serie de reflexiones.
Hay gente, la mayoría diría yo, que aplauden este
magno evento de reunir a 129.814 jóvenes un 19 de mayo del 2012, para que se
“jueguen su futuro”, tal cómo lo titula el Expreso de esa mañana. “Un hito”
destaca El Telégrafo, la voz oficial del gobierno. Por principio desconfío del
poder y eficacia burocrática, por lo que lamento no compartir plenamente tales
pensamientos. Acuso a la SENPLADES de estar fabricándose puestos creando
entidades para encaramarse ellos mismos, y controlar así el poder permanente, y
controlando destinos de inocentes estudiantes, dirigir enormes presupuestos,
cerrar universidades, botar o seleccionar profesores y tener carta abierta para
otorgar becas. René Ramírez, R.R, el Rollys Royce, de esta generación
espontánea de iluminados, fabricó la SENESCYT, que ahora la preside, y desde
donde se realiza este inventario académico, llamado ENES (Examen Nacional
Educación Superior). Realmente son buenos en eso de la siglas. Buena suerte les
deseo, pero al momento solo veo claramente que se vende la sensación publicitaria
de un borra y va de nuevo al inicio de una campaña electoral, que busca renovar
las esperanzas luego de cinco años de gobierno. Ya veremos las cuñas
comerciales que se derivaran de este evento.
La planificación centralizada es la meta de estos neófitos
de SENPLADES, y les llamo neófitos porque no saben hacer otra cosa que
planificar la vida de otros desde sus escritorios. Ahora, además, son soberbios
a cuenta de Correa y del Internet y sus mil maravillas. A punta de copy paste
se puede presentar esquemas practicados en otros mundos. ¿Porqué no empezaron
con analizar las posibilidades para optimar el desarrollo agrícola, y estimular
a los campesinos para que sepan medir y mejorar los índices de productividad, y
de esta manera no tengan la necesidad de venir a las universidades citadinas a
estudiar sociología ? ¿Por qué no tecnificar el agro y hacer sentir orgullo a
esos padres que buscan mejores días para sus hijos, creyendo en el espejismo de
los PhD que abren las puertas para ingresar a ocupar cargos públicos diseñados
por la SENPLADES. ¿Cómo sabremos que estos sociólogos que ahora se han
encumbrado, no serían acaso más productivos manejando granjas agrícolas, o
camaroneras?
El día en el que la SENPLADES, léase “planificación
centralizada” se meta con los pescadores y con los agricultores, volverá a
pasar lo que le pasó a la Junta Militar petrolera de Rodríguez Lara, cuando
construyó ese inmenso edificio del Ministerio de Agricultura en Guayaquil que
se quiere literalmente dinamitar hoy en día. Aquellos planificadores pensaron
en la cantidad de escritorios necesarios para controlar el agro, y la tan
proclamada siembra del petróleo quedó tan solo en eso. Creo que el ENES, por su
espectacularidad es también un símbolo del poder y la gloria que están disfrutando
estos personajes, en el quinto año de gobierno, sin darse cuenta que esos 138.
814 jóvenes, se educaron durante este mismo régimen.
Yo no creo en espejismos, ni en los hacedores de
burbujas. Gozan de su cuarto de hora de brillo. No bastaba, pregunto, rediseñar
al ministerio de Educación en vez de crear nuevos organismos que ahora son
ocupados por quienes los diseñaron. Se han multiplicado los entes de control
como parte de la solución del rendimiento académico. Más burocracia parecería
ser la receta para solucionar nuestras falencias.
Nos tomará una década saber si esto de las ENES fue o
no válido. A lo mejor para ese entonces René Ramírez sea presidente de la
república o quizás despedido por el mismo Rafael Correa en una de sus eternas
sabatinas si acaso los cuestionarios y los mecanismo de calificación fueron
errados. Realmente nunca sabremos lo trascendente o no de este evento tan
ruidosamente manejado
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