He intentado fugar de mí
mismo, e inventado un período sabático que me ha durado exactamente tres meses.
Huir no es la solución de nada pues las sombras siempre nos persiguen. Son
parte de uno. Lo que sí se logra es cambiar las rutinas, los
paisajes, la alimentación y las caras de la gente que están a tu alcance. Todos
soñamos en un sabático pleno y así sentir falsamente que uno renace. Pero
sigues siendo el mismo. Y aquí estoy otra vez con ustedes. No hay sabático,
sino luego nos espera un lunes, martes, miércoles o jueves. La vida continua.
Mi página blog tiene que
ser alimentada porque es una extensión de mi identidad y parte del proceso de
búsqueda de ese ser que yo mismo no alcanzo a comprender del todo. Soy
prisionero de mí mismo y de lo que mi mano escribe y ha escrito. Hay tantas
aristas, muchas de las cuales son espinas exquisitas que nos gusta tenerlas por
simple orgullo, y aclaro que sin orgullo no hay autoestima ni amor propio. Nos
posicionamos de un papel o de un rol en un ambiente determinado, y ese rol ya
nos aprisiona para siempre. Cometemos errores y logramos aciertos, pero se
avanza a través de ellos y se crece siempre si acaso tu buena fe te impulsa e
inspira por encima de los bienes materiales.
Total que regresé de
mochilero a Madrid. Claro que en hotel de 4 estrellas se distorsiona en algo el
ejemplo, pero el equipaje fue extremadamente ligero y las ideas y caminatas
siguieron los pasos de cuando fui un becario de media estrella, hace casi
cinco décadas. Disfruté, fui libre y me sentí de maravilla. Fui solo y en
eso consistía la aventura, ya que mi mala salud de hierro me ha impedido viajar
sin escolta y parchando horarios a la comodidad de otros. ¿Qué buscaba? Renacer
o llenar el vacío que dejó la culminación y publicación de ¡VALIÓ LA PENA? un
ensayo descarnado de mi propia existencia, sin miedos ni tapujos. Había quedado
vacío y al amanecer de cada día me tocaba el cuerpo para ver si todavía
existía. Y entonces vuelvo a llenar el vaso del tiempo que aun me queda. No
quiero morir todavía, pese a que estoy completamente listo.
Las largas caminatas
endurecieron las piernas casi inertes de tanto permanecer sentado leyendo,
escribiendo, o viendo la TV que realmente me distiende. No quiero perder la
viada y ahora estoy midiendo mi actividad física diaria mediante un dispositivo
electrónico que lo cargo como pulsera en la mano. Tengo una rutina incorporada
que la traje de tanta caminata por las calles madrileñas.
Posteriormente
me refugié en la Florida, a lo Emilio Palacio, imaginando que yo
también estaba perseguido por Correa. Pero no tengo visa de perseguido
político y ni Ismael Cala de CNN se interesó en entrevistarme. ¡Una pena! Días
deliciosos sin revisar prensa, apagado el computador, alejado del Twitter.
Leyendo, deambulando o andando en bicicleta. Me sentí purificado y regresé con
el espíritu lleno de una sabático muy pleno.
Finalmente las Navidades y
la intoxicación por sobrealimentación de la revolución ciudadana, que asfixia
el ambiente con un descaro publicitario que te destripa el cerebro con trucos y
mañas que te van sacando de ese estado de tranquilidad dentro de la cual me
hallaba. Poco a poco me reincorporo, pero realmente de mala gana.
Regreso con un tanto de
pereza y espero finalizar el trámite para que el Consejo Electoral me autorice
esta columna en tiempos en los cuales solo la verdad y la opinión del
gobernante, y de los egos de quienes lo rodean, son absolutas. Chávez está
muriendo, y no racionalizan lo relativo y fútil que es el poder acaparado.
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