miércoles, 8 de mayo de 2013

EL SABÁTICO


Publicado por Henry Raad en domingo, enero 06, 2013


 He intentado fugar de mí mismo, e inventado un período sabático que me ha durado exactamente tres meses. Huir no es la solución de nada pues las sombras siempre nos persiguen. Son parte de uno.  Lo que sí  se logra es cambiar las rutinas, los paisajes, la alimentación y las caras de la gente que están a tu alcance. Todos soñamos en un sabático pleno y así sentir falsamente que  uno renace. Pero sigues siendo el mismo. Y aquí estoy otra vez con ustedes. No hay sabático, sino luego nos espera un lunes, martes, miércoles o jueves. La vida continua.

Mi página blog tiene que ser alimentada porque es una extensión de mi identidad y parte del proceso de búsqueda de ese ser que yo mismo no alcanzo a comprender del todo. Soy prisionero de mí mismo y de lo que mi mano escribe y ha escrito. Hay tantas aristas, muchas de las cuales son espinas exquisitas que nos gusta tenerlas por simple orgullo, y aclaro que sin orgullo no hay autoestima ni amor propio. Nos posicionamos de un papel o de un rol en un ambiente determinado, y ese rol ya nos aprisiona para siempre. Cometemos errores y logramos aciertos, pero se avanza a través de ellos y se crece siempre si acaso tu buena fe te impulsa e inspira por encima de los bienes materiales.

Total que regresé de mochilero a Madrid. Claro que en hotel de 4 estrellas se distorsiona en algo el ejemplo, pero el equipaje fue extremadamente ligero y las ideas y caminatas siguieron los pasos de cuando fui un becario de media estrella,  hace casi cinco décadas.  Disfruté, fui libre y me sentí de maravilla. Fui solo y en eso consistía la aventura, ya que mi mala salud de hierro me ha impedido viajar sin escolta y parchando horarios a la comodidad de otros. ¿Qué buscaba? Renacer o llenar el vacío que dejó la culminación y publicación de ¡VALIÓ LA PENA? un ensayo descarnado de mi propia existencia, sin miedos ni tapujos. Había quedado vacío y al amanecer de cada día me tocaba el cuerpo para ver si todavía existía. Y entonces vuelvo a llenar el vaso del tiempo que aun me queda. No quiero morir todavía, pese a que estoy completamente listo. 

Las largas caminatas endurecieron las piernas casi inertes de tanto permanecer sentado leyendo, escribiendo, o viendo la TV que realmente me distiende. No quiero perder la viada y ahora estoy midiendo mi actividad física diaria mediante un dispositivo electrónico que lo cargo como pulsera en la mano. Tengo una rutina incorporada que la traje de tanta caminata por las calles madrileñas.

Posteriormente me refugié en la Florida, a lo Emilio Palacio, imaginando que yo también estaba perseguido por Correa.  Pero no tengo visa de perseguido político y ni Ismael Cala de CNN se interesó en entrevistarme. ¡Una pena! Días deliciosos sin revisar prensa, apagado el computador, alejado del Twitter. Leyendo, deambulando o andando en bicicleta. Me sentí purificado y regresé con el espíritu lleno de una sabático muy pleno.

Finalmente las Navidades y la intoxicación por sobrealimentación de la revolución ciudadana, que asfixia el ambiente con un descaro publicitario que te destripa el cerebro con trucos y mañas que te van sacando de ese estado de tranquilidad dentro de la cual me hallaba. Poco a poco me reincorporo, pero realmente de mala gana.

Regreso con un tanto de pereza y espero finalizar el trámite para que el Consejo Electoral me autorice esta  columna en tiempos en los cuales solo la verdad y la opinión del gobernante, y de los egos de quienes lo rodean, son absolutas. Chávez está muriendo, y no racionalizan lo relativo y fútil que es el poder acaparado.




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