DE LA VIDA MISMA
Publicado por Henry Raad en domingo, septiembre 04, 2011
Estaba literariamente seco. Pedí por Twitter que me colaboren y me den un tema o inspiración para el post de la semana.@ElMediodia me dice “deje la política y coméntenos sobre la vida misma, como la entiende con lo vivido y andado”. Gracias. La política es la mas asquerosa de las actividades humanas y, por tanto, un desperdicio de vida escribir sobre aquello.
El 2 de enero del 2010 decidí escribir mi biografía. Sin apuro, con pausa y haciendo uso de la libertad que la jubilación brinda. La temida jubilación hace escuchar ese doblar de las campanas con gran melancolía.
Una experiencia muy intensa ha sido esta de vivir dos veces; la una haciéndolo y la otra escribiendo desgarradamente sobre lo que uno recuerda. Así me inicié en este viaje sorprendente.
Parece fácil. Sentarse y escribir sobre recuerdos. Pero ¿son recuerdos o recuerdos de recuerdos?. ¡Vaya diferencia! Es como tantear en la oscuridad del tiempo descifrando cuales fueron sueños y cuales recuerdos? ¿En qué se diferencia un sueño en un ayer ya desvanecido?
Y así emocionalmente se fue complicando la tarea. Debí buscar apoyos palpables ya sea redescubriendo objetos que por ser parte de un mundo cotidiano los vemos sin observarlos, o rebuscando en los cajones y desvanes. Se trataba de hacer de curador de un Museo de mi Vida.
Rebusqué documentos, fotos y objetos para precisar fechas, pues siete décadas son bastantes. Debía palpar la pluma fuente Parker 51 que me regaló mi padre en 1.957 y que lo usé hasta 1.964. Mirarla, tocarla y comprobar que no fue un sueño. ¿Y el primer reloj que tuve? ¿Era un Rolex? Resulta que encuentro también el Seiko y otros más que les hacen compañía fundidos en el ayer que no es otra cosa que un pedacito de tiempo. Desde hace veinte años que no uso relojes y cada cual tiene su historia. Todos guardados porque solo sirven para alentar el apuro y esa maldita puntualidad que me ha azotado siempre. Recién ahora, tocándolos, me sirven para palpar que esos recuerdos no fueron sueños. ¿Y el calzador metálico que mi padre usaba y que ahora uso cada mañana pensado en ese personaje ausente ya desde hace treinta años? Sí, es cierto. Mi padre me guía todavía.
Revisé el librero. Mi “Tesoro de la Juventud” estaba ahí y lo desempolvé. Mi primera enciclopedia que me regalaron cuando fui adolescente. Veinte tomos y en uno de ellos, sorpresivamente, un pétalo de rosa disecado de un amor adolescente. ¿Pilar, Martha, Susana? !Un amor que se fue, cuántos se fueron! Qué se yo. Y ahí refundido en otra equina aquel libro de “Sociología” del Dr. Abroteles Eleutheropulos que me lo robé, hace cincuenta años, de la biblioteca del abuelo. Los libros no se devuelven, me dije, pero había sido ingrato pues y no había revisado su año de edición; 1.911. Es decir que cumplía un siglo. Lo saqué de paseo y me lo llevé de aniversario un miércoles a mi reunión con los twitteros. ¡Vaya ceremonia! No hay que temerle a los ayeres, me dije, si les sacamos provecho.
Y así desfilaron objetos y papeles. He visitado cementerios. He escudriñado en mis pasados y he construido un árbol gigantesco de genealogías relacionadas. Fotos, muchas fotos, seis mil quinientas. Rostros de familia, criptas en papel las llamo, a esas que congelaron rostros de esos tantos difuntos que amamos todavía. Fotos de amores evaporados, de amigos que no sabemos si ya fueron llamados a filas. Y otros objetos tales como las pulseras de identificación que ponen en los hospitales cada vez que uno es ingresado; videos caseros de los tiempos aquello que el Betamax nos obligaba a seguir a nuestros hijos con una cámara gigante; medallas de estudiante; cajas de cigarro de tabacos traídos desde Cuba por mi padre y dentro de ellas, estampillas coleccionadas con esmero. Cartas escritas a mano, ligueros arrancados al apuro, libretas de calificaciones escolares y no pidan que me extienda.
Debí también repasar las cicatrices del cuerpo y palpándolas imaginar como es que pudieron soportarse. No hay manera de dimensionar la montaña de dolores físicos que me doblegaron en algún momento, ni el hedor de la muerte que trae la anestesia al momento de ingresar al quirófano. ¿Y los besos? ¿Como se miden en intensidad o largueza?
Y escribí y escribí. No pensé que iría a llegar a tiempo presente, esa fue la premisa. Pero he llegado. Ahora estoy en el difícil dilema de saber que hacer con estas 450 páginas redactadas con tanto recogimiento. 225.000 palabras, 1.340.000 caracteres. Para llegar a ello he debido podar unas 100.000 palabras e injertar otras tantas. Me saturé de mi propia vida. Me empalagué, lloré, reí e hice decantar todo cuanto tenía guardado. Ya no quiero saber nada del pasado y siento que estoy libre de una tarea que ya no tiene futuro. He repasado todas mis situaciones que han desfilado por mi mente en traje de gala con trompetas y tambores.
La vida es eso. Un pasar de situaciones. Se calcula que el planeta ha sido habitado por cien mil millones de habitantes. Ahora, desde hace dos semanas, somos siete mil millones defecando todos los días. ¿Cuántos trillones de lágrimas se han vertido? ¿Cuántas carcajadas? ¿A quien interesan las mías?
Pocos, creo, han logrado escribir su propia biografía y quienes lo han hecho en buen porcentaje fueron ayudados por escritores y se cuidaron de dar detalles en razón de que eran personajes de primera línea. No ha sido mi caso. Para mí ha sido una experiencia llena de emociones íntimas y he sacado conclusiones que ya no me sirven ni para cargar las maletas porque cada vez menos cosas necesito. ¡Pero sí el Ipad , G3, G5, G lo que sea!.
Como ven, sigo enamorado de la vida e intento reinventarme para paladear sabores nuevos, aunque el paladar va perdiendo sus contrastes. El problema ahora es saber que hacer con este trabajo literario en el que he invertido centenares de horas y millones de palpitaciones. Ha sido una linda experiencia haberlo logrado, pero como todo en la vida debe acabarse temo que si lo cierro se me acaba la vida, no la vegetativa, sino la otra; la de las ganas.
Etiquetas: VIDA 4 comentarios:
Susana Santistevan Marzo dijo...
5 de septiembre de 2011 07:25
Querido Henry:
La sutileza y a la vez apasionante forma como manejas las palabras para narrar una breve reseña de lo que has sentido y vivido, deja en mi, el sabor de lo maravilloso, cruel y hasta divertido, que puede ser retroceder en el tiempo llevando a pasear nuestra mente a lugares donde solo cada uno puede describir desde su propia perspectiva lo ya vivido.
Solo este pequeño anticipo a tu Biografía me lleva a elevarme en mis pensamientos sintiendo esa sensibilidad tuya tan especial por darle a cosa, persona o lugar un espacio y un nombre ganado en ese breve espacio llamado vida.
Gracias por “ser”.
Susana Santistevan Marzo
Elías Chedraui Saab dijo...
5 de septiembre de 2011 09:03
Estimado Henry:
Gracias por compartir tus pensamientos y por creer que tus ávidos lectores podemos sugerirte qué, cuándo y cómo decirlo. Personalmente creo que es un verdadero reto decirte qué hacer con tu autobiografía. Lo que si te adelanto es que me muero de ganas de leerla. Hace unos días posteaste en el FB el aprieto de qué hacer con ella. Te dije entonces que la titules "Autobiografía I Parte" y que de la segunda, bueno ya veríamos... Debo confesarte que en parte te sugerí eso por el íntimo y mesquino deseo de que la publiques para asó poder leerla. Lo siento mucho pero es que no puedes escribir "semejante obra" y no permitirnos echarle una mirada...
Ahora quiero referirme a la posibilidad de que se te "acaben las ganas" Uff! Ahora si que nos la pusiste bien difícil. Bueno pues, he debido apretar bien duro los dientes antes de escribirte esto: Si tus ávidos lectores debemos pagar el precio de no leerte nunca mas por culpa de esa "Autobiografia I parte" empaquétala y olvídate de ella. A cambio, te suplico que continúes con las "Crónicas de Henry" que lunes a lunes tenemos la suerte de leer...
Abrazo fraterno.
Elías Chedraui
eliaschedraui@hotmail.com
Anónimo dijo...
5 de septiembre de 2011 15:55
Buenas tardes, Don Henry no tengo el gusto de conocerlo personalmente, pero de vez en cuando lei algun editorial suyo o lo escuche en algunas de las entrevistas que concedio, pero ahora que vi que podia seguirlo por Twitter, no me arrepiento para nada, que agradable que es leer sus escritos, faciles de leer, uno se siente identificado con lo que dice. Espero poder leer su biografia, no creo que una persona como usted pierda las ganas de vivirla, mas bien creo que deberia darnos el secretto para no perder las ganas.
Saludos y siga adelante
Anónimo dijo...
27 de septiembre de 2011 07:03
Con el cariño de siempre recorde que este año cumplías 70, felicitaciones por lograr esa hazaña.
Creo que en la vida, como en los partidos de futball se juega hasta el final, (mira la influencia de los hijos) En mi caso, como espero sea en el tuyo se da todo. Colombia
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