CRÍTICAS Y OFENSAS
Publicado por Henry Raad en domingo, octubre 16, 2011
Este
impulso de escribir y publicar columnas de opinión o análisis lo practico hace
ya tres décadas. Muchas palabras han recorrido debajo del puente y algo se me
ocurre puedo decir sobre ello, a sabiendas que la experiencia no es el simple
transcurrir del tiempo sino el análisis y la meditación que hacemos sobre
aquellas acciones ya experimentadas en carne y hueso.
Nadie
me enseñó en esto de publicar opiniones, ni soy periodista siquiera. Fue
cuestión de impulsos irrefrenables por participar en una sociedad a la cual me
pertenezco. Vocación hacia las letras siempre la he tenido y también una buena
formación académica, pero principalmente lo hago porque, gustándome o….
complaciéndome, es como inevitable que la lava eructe por los volcanes que
abrió aquella pasión inmensa. Me siento sereno y seguro para hacerlo y puedo
afirmarles que también me siento muy honesto en la medida que nunca he escrito
o he opinado bajo paga, interés o cálculo. Simplemente todos tenemos puntos de
vista, y unos lo expresan a puñetes o patadas dada la habilidad de sus miembros
extremos y otros con mejores artes como creo son las letras. Discrepancias
siempre habrán y por tanto también riesgos. Lo he tomado siempre en cuenta.
Cuando
leo columnas de opinión ajenas lo hago o porque el tema me atrae, o porque del
autor me deleita su empeño y desempeño. Así que considero que quienes me han
seguido lo harán de igual manera. No tiene sentido que pierdan su tiempo y a
veces me da sorna cuando recibo insultos a cambio de mis opiniones, duras o
crudas que hayan sido. Distinguir entre críticas e insultos es algo difícil
para algunos. Es verdad que a nadie le gusta que lo jodan, pero si uno se mete
en asuntos públicos debe estar dispuesto a recibir opiniones sobre sus acciones
y sacar el mejor provecho de ello en vez de ponerse furioso y escribir cartas
ofensivas, muchas veces de poco gusto y sin el arte mínimo de manejar bien las
palabras y a veces ni las mismas ideas.
Hay
ofensas que no critican sino que se descargan impulsivamente como si fuesen
patadas. Hay críticas que pueden molestar pero que no necesariamente ofenden.
El que ofende pierde. La crítica se limita a manifestar un punto de vista
distinto y expone una línea de opinión mirado desde otra vertiente.
Como
regla absoluta siempre he pedido que se publiquen las cartas de reclamo que se
envían al medio por algo que yo he escrito. Por mal escritas y ofensivas que
sean mi criterio es que deben publicarse completas ya que en esa respuesta o
protesta queda dibujado de cuerpo entero el perfil humano, intelectual y
literario del reclamante. El lector sabrá darle la validez que tiene. Esa es mi
regla y la he cumplido cabalmente en cuanto a mí respecta aunque los medios
muchas veces suprimen lo grotesco, no publican o limitan el espacio.
Alejandro
Carrión, el famoso Juan sin Cielo, para mí ha sido uno de los mejores
escritores de columnas de opinión que he seguido hasta el día en murió en
1.992. Pasó mucho tiempo en que yo me acostumbrara a su ausencia y hasta ahora
lo recuerdo. Muchísimas veces opinaba en sentido contrario a mis criterios,
pero me gustaba como lo hacía y era inevitable leerlo. Algunos velasquistas
desaforados lo atraparon, lo apalearon y físicamente le hicieron comer mierda.
Alejandro Carrión no perdió ni la fuerza, ni el estilo y siguió escribiendo con
aire renovado. Cuando atropellaba con sus letras a algún personaje que le
reclamaba airado por lo que este consideraba ofensas, respondía con gracia; “no
lo estoy ofendiendo, lo estoy describiendo”. Y es que es difícil acallar las
letras escritas con talento y no es fácil aventurarse en estas lides bélicas
sin tener algo de experiencia y cierto don y cultura para hacerlo.
Que
los futbolistas repartan patadas, que los guarda espaldas utilicen sus recursos
musculosos, pero por favor que primero entiendan lo que leen antes de aventurarse
a opinar por la prensa sin saber siquiera distinguir entre críticas y ofensas,
mucho peor si las críticas solo describen situaciones, tal como lo decía
Alejandro Carrión cuando le daba pena meterse en la esgrima literaria con
alguien desprovisto de herramientas.
Pido
al lector desprevenido que ponga atención siempre y aprenda a distinguir
críticas y ofensas. A quienes se sienta aludidos deben entender que las
primeras siempre serán bienvenidas, y que las segundas no merecen respuesta
pues ofenden a quienes las escriben.
Etiquetas: Polémica
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