martes, 7 de mayo de 2013

DE BOLÍVAR,Y DE LA LIBERTAD DE PRENSA


Emilio Palacios, quizás el penúltimo de los mohicanos en esta batalla por la embestida de Rafael Correa contra los vestigios de la libertad de prensa que queda en Ecuador, nos hace un llamado, vía electrónica, para meditar sobre si vale la pena seguir debatiendo sobre el tema Guayaquil, Bolívar y su historia.
Tiene razón en parte, pero realmente es cuestión de nuestras libertades escudriñar sobre la real importancia que tiene Bolívar para muchos de los guayaquileños que intentamos poner en orden nuestros íconos de identidad, impuestos desde Quito y sus elites políticas o culturales, y ahora desde Caracas desde donde se intenta usurpar la grandeza de Bolívar en beneficio personal de Chávez.
Para mí siempre quedará la duda de que hubiese sido mejor para esta región, la del Guayas de 1.830. Bolívar llegó como conquistador y por puesta de mano le ganó la mano a San Martín, y otro hubiese sido la historia. O Guayaquil se anexaba al Perú, o a Colombia, como sucedió hasta que unos generales de segunda impidieron los sueños de la Gran Colombia y fundaron a este país cuya dicotomía quedó marcada y atrapada entre dos visiones de la vida representadas en un país pequeño por costeños y serranos ubicados en dos ciudades distintas y contrapuestas.
Hubo otra opción, la de ser un país independiente, si acaso Olmedo en vez de poeta y hombre de letras hubiese tenido un carácter más aguerrido y determinado. Es difícil pedirle a un bardo tal cosa. Escogimos la peor opción, ya que los venezolanos, con Flores impregnaron ese militarismo que tanto daño nos ha hecho durante la vida republicana. Yo hubiese querido que esta región se asemeje a Costa Rica, fundada con una identidad sin dicotomías históricas y libres de castas armadas y banderas copiadas de sus conquistadores. Pero lo pasado pisado. La historia finalmente siempre será un punto de encuentro y discrepancias.
Yo he vivido entrometido en la prensa libre que ahora se defiende, y he vivido y sufrido los vetos, vicios, y defectos impregnados por sus propietarios quienes realmente y por lo general no son periodistas de vocación sino empresarios apalancados en el poder que información representa.
Bastante de razón tiene Correa desde ese punto de vista. Vivimos hace mucho rato un Ecuador con ese vicio estructurado, pero siempre hubo, hay y habrá periodistas de corazón y alma que son irremplazables. Podrán cerrar todos los medios de comunicación que quieran, pero el gobierno nunca podrá cerrar esas voluntades de quienes si tienen el alma y vena periodística. En esa línea periodística está Emilio Palacio, pero él deberá entender que quienes piden debatir sobre la historia y sobre ese mito que para Guayaquil es Bolívar, tienen el derecho de hacerlo.
Que no se cierre el debate en El Universo en esta situación histórica, y que todas las puertas se abran incluso para quienes defienden a Correa. De eso se trata la libertad de prensa. No es Emilio Palacios, ni nadie quien puede poner semáforos sobre este u otro tema, quizás influenciado por los reales peligros que corren sobre su persona, profesión y oficio.
Me sumo a sus esfuerzos, pero para mí no es nuevo sentir como desde los mismos medios de comunicación se ejercen presiones o imponen silencios utilizando ese principio de la libertad de prensa que ahora defienden. ¿Qué diferencia hay entre un Alfredo Vera, calificando entrevistados en los medios de comunicación, y los dueños de los Canales o Medios que así lo han venido haciendo para con muchos de nosotros?
Me sumo a la lucha por las libertades de expresión de las cuales yo he disfrutado y me han acarreado más de un problema. Defendamos todos los espacios, y despreciemos todo tipo de veto. La sociedad solita se encarga de encontrar su justo medio. Nadie es dueño de la verdad absoluta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario