EL CASO MAHUAD
Publicado por Henry Raad en domingo, febrero 05, 2012
La nueva y flamante Corte de Justicia tiene que resolver casos pendientes represados que serán una prueba de fuego ante la opinión pública porque vienen precedidos de una carga emocional colectiva acumulada. No hablo del caso El Universo, pues creo que la determinación de Correa ya ejecutorió la sentencia. Prefiero referirme al caso Mahuad, y mas adelante, en otra entrega quizás, al caso Bucaram porque todavía no me apetece meterme en semejantes lodazales. En principio creo que ambos gobernantes fueron derrocados rompiendo los preceptos constitucionales y legales de la época, y que ellos deberían estar en el país como premisa de su inocencia. Lastimosamente los dos huyeron y por eso, para mí siempre serán los perdedores. Bucaram vive en Panamá a cuerpo de rey, juega pelota, no trabaja y nunca ha trabajado, se festeja sus cumpleaños a lo grande y la pasa irresponsablemente bonito como siempre. Finalmente por ese estilo de vida es que apenas pudo sostenerse en la Presidencia por seis cortos meses. Jamil vive de forma bastante austera, da clases en alguna universidad norteamericana, dicta conferencias, y no creo que tenga intenciones de regresar al Ecuador. Ya no tiene seguidores, políticamente hablando, y son pocos los amigos que se acuerdan de él. Está en el ostracismo y disfruta de ello.
Jamil subió a la presidencia precedido de un prestigio como buen administrador adquirido durante sus seis años en la alcaldía de Quito. Quienes conocían las intimidades de la Capital, Rodrigo Paz entre otros, sabían que tal capacidad no la tenía, que era un fiasco muy adornado por su elegante estilo de expresión y buenos modales. Pero Quito se maneja a su manera y su prensa se habitúo a tapar las fallas municipales, tal como incluso sigue ahora sucediendo.
Para esos tiempos la película TITANIC explosionaba las pantallas, y con esta alegoría el flamante presidente visitó a todos los medios de comunicación del país, para con pizarra en mano, literalmente hablando, explicar la situación compleja en la que había asumido el mando de nuestro trasatlántico bananero. Los principales escollos eran la situación casi bélica con el Perú preparado que ya estaba Fujimori para vengar la derrota del Cenepa, el déficit fiscal y la viscosidad financiera.
Para capear el flujo de caja elevó el precio de los combustibles y el gas en un acto de valentía. Para neutralizar el efecto político negativo creó el bono de pobreza cuyos beneficios hoy los disfruta Rafael Correa. Ese es el primer aporte positivo que dejó el ex presidente Mahuad a este gobierno.
El segundo aporte histórico de esa administración fue lograr la paz con el Perú. Tuvo las agallas para firmar un tratado de paz definitivo y poner fin a un desangre económico y desgaste que había sufrido nuestro país por negarse a reconocer los efectos de la derrota sufrida en 1.941 con la firma del Tratado de Río de Janeiro, írrito, injusto, pero real. Si todavía tuviésemos cuentas pendientes con el vecino del sur, el actual presidente no hubiese podido poner a un poeta como Ministro de Defensa para que les corte las alas a los uniformados hoy convertidos en edecanes y guardias pretorianas de su poder absoluto.
El tercer aporte invalorable que dejó Mahuad fue la dolarización. No había otra manera de frenar la debacle creada por la codicia bancaria que con bandera propia y viento a favor, despedazó la economía real del Ecuador. Un personaje muy responsable de toda la debacle fue Ana Lucía Armijos, Presidenta de la Junta Monetaria, y de quien pocos se recuerdan. Mahuad fue bastante ingenuo en la comprensión de la crisis bancaria que comenzó a gestarse en los tiempos de Sixto Durán con la aprobación de la llamada Ley Champaña (Ley de Instituciones Financieras). Ocupado que estaba con el tema del Perú y en los saunas que le quitaban el stress en Carondelet dada su manía hacia las artes esotéricas, puso al frente de la Junta Monetaria a quien tomó partido a favor de cierta banca en desmedro de otra, sin entender tampoco que el todo financiero estaba envuelto en una metástasis que no se la podría refrenar sin desmantelar drásticamente esa ley festejada con champaña que fue la que originó la debacle.
En los dos años de gestión de Mahuad calificada de calamitosa, nos dejó sin embargo estos tres valiosos aportes. Ni el bono de la pobreza, ni la paz con el Perú, ni la dolarización este gobierno se atreve a desbaratar pese a mantener una guerra de antipatías abiertas con el país emisor de nuestra moneda. ¡Vaya lujo que nos damos!
Mahuad debió ser políticamente destituido por el Congreso a causa de no haber frenado la codicia financiera de los bancos que estaban controlados por funcionarios públicos dependientes del mismo sistema bancario que debían controlar. A mi criterio no hubo peculado. Al mismo inicio de la gestión se debió cerrar o fusionar algunos bancos, se debió intervenir en el sistema que Ana Lucía Armijos protegió y armó desde los tiempos de Sixto. Pero en verdad el derrocamiento de Mahuad se debió a un golpe militar que se produjo utilizando a unos miles de indígenas que avanzaban sobre Carondelet aupados por la subida de los precios de los combustibles, que este gobierno no se atreve a tocarlos.
¿Creen ustedes que la actual y flamante Corte de Justicia, sabrá manejar este caso, enmarcado en la justicia? Ciertamente lo dudo.
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