Henry Raad 4 abril 2008
Han
pasado ya 15 meses de gobierno y se comienzan a sentir los estragos del pasar
de una larga noche liberal, a un estrepitoso sol burocrático propio del árido
desierto. Todo se ha complicado en
cuestiones de trámites y la mentalidad de los controles como meta, por encima
de la rapidez y de los objetivos productivos. Allá por eso años 70 cuando nos
hicimos petroleros los señores militares comenzaron a legislar por medio de
burócratas. No había Congreso y por lo tanto los burócratas impusieron la
fuerza de los reglamentos. La Constitución era un referente histórico y era
válida en todo lo que no se oponía a los decretos supremos. Algo parecido a los
actuales mandatos, sino que más expeditivos y muy mal redactados con un
castellano castrense. Cada permiso de importación de aquel entonces debía pasar
por la autorización previa de cualquier ministerio, y muchas autorizaciones se
las debía conseguir en Quito porque las subsecretarias eran simplemente
buzones. Era la edad de la piedra, o mejor dicho de la substitución de
importaciones, o de la falsa industria, de la cual mucho provecho obtuvo Quito,
cuando por esta vía lograba que las industrias se instalen en la Capital.
Recuerdo
como anécdota que se armó un escándalo aduanero en contra de la empresa Xerox,
porque un funcionario determinó que debía clasificarse a las fotocopiadoras,
que recién se estaban incorporando a la modernidad, bajo la partida arancelaria de maquinas
fotográficas las mismas que pagaban un arancel prohibitivo. Luego de varios
meses de escándalo y retención de la mercadería, se impuso la razón y para mal
del país realmente, porque desde ese entonces los burócratas comienzan a pedir
fotocopia de todo para cualquier trámite. No sé cuantos millones de dólares se
gastan anualmente en fotocopias solo para venerar a la señora burocracia. Hace poco tuve que enviar al Ministerio de
Industrias y COMPETIVIDAD en el Litoral, 380 fotocopias, para cumplir con lo
que el Comexi en su resolución 401. Se
trataba de las escrituras públicas certificadas de la Constitución de una
empresa, fundada en 1961, y que por la fuerza del tiempo ha tenido 7 reformas. Para colmo copia de no tener deudas exigibles
en el SRI, y del RUC, naturalmente. ¿No
sería más fácil que el SRI que se ha vuelto en el rey de las fotocopias, y que
mantiene en línea en su página web los números de RUC habilitados, o que la
Súper Intendencia de Compañías a la que pagamos una fortuna en diezmos anuales
para que controle nuestra existencia, de fe de que estamos en regla? En tiempos
de Rodriguez Lara se prohibieron las fotocopiadoras, y ahora que hay Internet,
nos piden fotocopiar todo, y nada más y nada menos que hay un Ministerio de la
COMPETITIVIDAD,
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